El Actual Sistema Educativo Apesta (Y Mucho)

Por: Andrés Villa

La alegría que hemos sentido desde pequeños al salir a vacaciones del colegio o de la universidad no puede ser más que el síntoma de una sola cosa: el actual sistema de educación apesta. De lo contrario nunca habríamos tenido esa sensación de ser liberados de un yugo opresor, que tuvimos el último día de clases. Esa esperanza liberadora que nos dejaría ser genuinos, decidir qué hacer, mirar en qué aprovechar el tiempo y lo más importante: ser felices.

¿Entonces por qué tanta insistencia en lo mismo? Nadie nunca nos preguntó nuestra opinión y eso es gran parte del problema. Pasamos del preescolar a la primaria, de la primaria al bachillerato, del bachillerato a “La u” (su apariencia cool no es tan cierta como muchos creímos) y de la universidad, con diferentes variaciones de tiempo dependiendo el paciente, al trabajo. Fuimos llevados como una hoja en un ventarrón: con facilidad, como naturalmente, porque si. ¿Y en qué momento? Bueno, nadie se dio ni cuenta.

¿En realidad apesta? Si me lo preguntaran a mí sólo podría responder que demasiado, y para simplificar un poco las cosas voy a enumerar algunas razones por las que así es:

  1. 1. Nadie nunca nos preguntó nada. Uno de los principales problemas del sistema actual es que nos quitó la posibilidad de decidir. Nos obligaron, nos llevaron sin razón a un lugar en el que había otros muchos como nosotros en la misma situación y nos impartieron unas lecciones que tampoco nos preguntaron si queríamos aprender.

  2. 2. Establecieron límites. De todas las cosas posibles que hay por conocer, reconocer y aprender en este inmenso mundo, apenas nos mostraron unas cuantas. Ya todos lo saben: matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales, religión (hágame el favor!), etc. Durante el colegio, esta pequeñísima selección de conocimientos es enmascarada bajo el título de conocimientos básicos (obligatorios). En la universidad los límites se traducen en caprichos como Nucleo Básico, es decir, si quieres dedicarte a una cosa en específico, no puedes hasta que hayas visto y “aprendido” todo lo que no quieres, y debes tener en cuenta que es posible que la carrera que escogiste no sea suficiente para saber qué quieres hacer, por lo que necesitas una especialización o una maestría.  

  3. 3. Nos sometieron a una autoridad. En otras palabras, legitimaron la verdad a través de autoridades. Las autoridades van desde, monitores, profesores, directores de área, decanos o rectores, a facultades, escuelas, métodos, teorías, etc. Todos seres o entidades iluminadas con el don del irrefutable conocimiento, siempre mayores, más grandes, con más razón y criterio que los demás. Autoridades a las que sin ningún tipo de duda u objeción debemos someternos, aceptando nuestra ignorancia, estupidez y falta de capacidades.

  4. 4. Nos prepararon para competir. Si usted se sorprende de lo salvaje que puede ser la jungla, debería sorprenderle más la voracidad que nos enseñan para competir mientras estamos estudiando. Comenzamos compitiendo por caritas felices, luego por notas, más adelante por estar en la rosca del profe, luego por estar en la de la universidad, luego por una bequita en el extranjero, un premio y así, hasta la muerte. Competencias para nada objetivas, donde prima más lo cercano de las respuestas de un estudiante al pensamiento del profesor, qué tanto tinto pueden tomar juntos o hasta si se devuelven en el mismo transmi a casa.  Sacarse un 5 no depende de que alguien sea inteligente o bueno, sólo es necesario hacer lo que el profesor quiere que uno haga y listo.   

  5. 5. No hay construcción de conocimiento. En el sistema actual solo se contemplan las investigaciones, comprobaciones, descubrimientos y hallazgos para etapas superiores de tipo posgrado. El resto del tiempo, 16 años por lo menos, solo tenemos que decir que si a todo lo que el profesor dice.

  6. 6. El aprendizaje se concibe como un espacio transitorio. Nos hicieron creer que para aprender necesitábamos estar en un aula, sentados mirando al frente y con un profesor que sabe algo que nosotros no. Espacios enmarcados siempre dentro de inflexibles horarios, o un número determinado de años. Fuera de ellos estaríamos ocupando el tiempo en no-aprender.

  7. 7. Uniformidad y estandarización. Con la excusa tonta de que no existieran diferencias (entre otras cosas parte del nocivo discurso cristiano), nos vistieron a todos de la misma manera. Dejando de lado todo posibilidad de autenticidad y de diferenciación. Luego de haberlo hecho en apariencia, pretendieron, a través de pruebas como las del ICFES, que todos tuviéramos una misma manera de pensar y una única forma en la que podríamos ser evaluados. Cualquiera fuera de los parámetros sería rechazado, burlado y atacado de alguna manera por el resto de la población. Que un pedazo de papel legitime tus conocimientos y capacidades no es más que el resultado de esto.  

Seguro podría mencionar muchas otras cosas, pero creo que los puntos anteriores recogen de manera un poco general, las razones por las que, yo mismo estando metido en semejante payasada, he entendido que la educación, al menos concebida como está hoy, con excepción de algunos pocos casos, es una estafa.

Basta con preguntarle a un niño si le gusta ir al colegio para saber que algo anda mal. Me parece muy cruel pedirles una respuesta sabiendo que en nada podrá cambiar su realidad, porque dependen de otros humanos de cerebro cuadrado que no les permitirán apartarse del camino que ya otro trazó para ellos.

Todo hubiera sido muy diferente si nos hubieran mostrado que somos capaces y se nos es permitido hacer dos cosas simples: dudar y aprender. Sin olvidar el inimaginable recurso en el que se convierte el cometer errores.

“Cumple y estate calladito, y ganarás tu dinerito.”

 

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