- Entrevistas
Así Es Viajar En Bici Por Colombia Tomando Fotos
- Fabián Ávil
Por: Fabián Ávila
Con Lina me crucé en un transmilenio hace un buen tiempo, es decir, antes de que se fuera de viaje. Esa vez hablé con ella un poco sobre su trabajo en fotografía. (Vea aquí la primera entrevista.)
Hace poco regresó. Me invitó a una pequeña exposición que tendría con las fotos que tomó en el viaje. Acepté y esa noche estuvimos hablando un rato sobre su, muy inspiradora, experiencia:
Fabián Ávila: ¿Me puedes contar generalidades sobre el viaje?
Lina Bustos: Ehh.. Bueno. Me demoré un año, recorrí 11 departamentos, estuve dos meses en Palomino, 3 meses en Cartagena, tres semanas en Buritaca. Pinté dos murales, tomé 4.000 fotos. Vivía de vender mi selección de 64 fotos del recorrido. Salí de Bogotá con $10.000. Salí con una cámara de bolsillo porque antes de iniciar el viaje me robaron mi cámara. Utilizamos Warm Showers (aplicación), una comunidad de ciclistas viajeros, nos fue muy útil. También utilizamos Couch Surfing. Básicamente los 6 primeros meses de viaje no pagamos hospedaje, o sea, pagamos 3 o 4 noches solamente. Hicimos voluntariado también. Hicimos un taller de fotografía en Barú...
Fabián: ¿Cómo escogiste las ciudades en las que te quedaste más tiempo? ¿Debido a qué se dio eso?
Lina: Bueno. Palomino… A través de las fotos, estuvimos en la playa hablando con la gente. De aquí de Bogotá salimos con nuestra fotografía de antes, la personal. Y entre esas había unas fotos de mi chico en Londres, entonces… nada, pues hablamos con una familia, un señor y su hija: Javier y Majo, ahora somos super amigos. Y bueno, ellos no tenían plata porque a la playa es mejor ir sin plata. En la salida el señor nos llamó: “Hey vengan, ustedes hablan inglés?” y nosotros “sí”. “No pues entonces les ofrezco que se queden en mi casa y le enseñan inglés a mis hijos” (Dijo Javier) Y bueno, listo, de una. Entonces comenzamos con la clase de inglés. Realmente se hizo una amistad muy bonita entre todos, por eso nos quedamos. No teníamos que pagar, nos iba muy bien, el ambiente en la casa era muy chévere, voluntariabamos. Se nos perdió la cámara de bolsillo, la dejé botada. Nos quedamos ahí en Palomino trabajando hasta ahorrar para comprarnos una.
En Cartagena nos quedamos… no sé por qué (Risas). No, pues, Cartagena es muy chévere. Bueno, y aparte porque fue la primera ciudad grande después de 6 meses en la que estuvimos, como con la que tuvimos contacto. De resto era todo muy rural, pueblitos chiquitos. Y, pues, la honda de las ciudades también es muy interesante y Cartagena tiene algo muy característico que es el ser tan cosmopolita. Una ciudad te permite obtener dinero, pero pues Cartagena te lo da, en verdad. A nosotros nos iba re bien vendiendo fotos. Conocimos mucha gente increíble, conocimos un lugar muy barato, el ambiente re tranquilo. Y bueno, yo creo que el motivo real por el que uno se queda en un lugar es porque va planeando cosas. Y bueno no sé si naturalmente seamos sedentarios y estemos predispuestos a eso.
Fabián: También estuviste en La Guajira varios días...
Lina: En La Guajira estuvimos 2 semanas, como 3 semanas. Desde el límite del Cesar con La Guajira hasta Palomino que es el límite de la guajira con el Magdalena. Fuimos hasta Maicao. En Maicao fue el único lugar donde sentimos una energía densa, pero pues es porque en realidad es una ciudad fronteriza y como que todas las ciudades fronterizas son así. Llegamos al Cabo De La Vela, estuvimos 4 días, nos acogió una familia Guayú. El primer día pasamos la noche en la playa. Llegó don Manuel Ijuana, que nosotros por qué estábamos durmiendo en una playa si él tenía su casa desocupada, que fuéramos a su casa. Y bueno su casa era un techo con una pared atrás que cortaba el viento y ya. Y perfecto, ahí pusimos nuestras carpas. En El Socorro, Santander conocimos a un chico argentino con el que llegamos hasta Palomino. Cuando estuvimos por La Guajira estuvimos con él. Y ya, ellos fueron tan lindos… Compartimos muchísimo con ellos, nos cocinaban… O sea, realmente no me explico de dónde sacan dinero. Pero, bueno, ahora que lo pienso, no es mucho el dinero que necesitan para vivir. No tienen que pagar transporte, se mueven mucho en bici también. La pimpina de agua cuesta $2000. Es agua potable que sabe horrible. Uno se baña por la noche ahí detrasito, porque no hay baño ni nada. Así como en bola en medio del desierto y uno se baña a totumadas. Y a lo lejos se ve la aurora del Cerrejón. Es impresionante. Porque parece como un atardecer que nunca terminó. Muy chévere. Bueno, ahí estuvimos 4 días. Cuando nos fuimos fue.. yo creo de las despedidas más nostálgicas.
Bueno entonces ahí cogimos una ruta, o sea, la ruta principal de Uribia A Riohacha, como que atraviesa… va por la mitad de La Guajira. Nosotros cogimos la ruta por la costa, pero entonces, pues... no hay ruta, es por el desierto. Habían muchos niños por ahí pidiendo plata. Hubo un momento en que unos niños se me colgaron de la bicicleta porque yo tenía agua ahí. Y bueno, se llevaron una botella de agua que nos hizo resto de falta, porque éramos tres y pues era muy temprano cuando pasó eso. Entonces pues, o sea, esperábamos llegar a las 5 de la tarde al Pájaro Sucorrial que era como un pueblo de 2 calles… Realmente pasamos mucha sed ese día. Pero bueno, no pasó nada. Conocimos Manaure. En ese recorrido pasamos por Manaure, por Manglares. Algo que me sorprendió muchísimo fue ver muchos animales muertos en las carreteras, y no sólo gatos y perros sino pajaros... o sea faunas así silvestre, tremendas serpientes, caimanes, papagayos, micos. Animales que no se reconocían qué eran pero que eran raros. Eso me hizo pensar en que, sin decir que nosotros los humanos seamos más importantes, pero la única diferencia es que a los animales no los recogen, a nosotros si. Hay mucho respeto en las vías con los ciclistas. En verdad los conductores se abren resto y son bien generosos en ese sentido
Fabian: Específicamente sobre la fotografía, ¿tenías pensadas algunas capturas o simplemente cada lugar iba dando…
Lina: Yo creo que más lo segundo. Cada lugar iba dando su inspiración. Pues, ahorita estoy trabajando en series que me han inspirado el viaje. Tengo una serie de animales en la carretera muertos. Tengo una serie que se llama Photoshoes que es una foto a mis pies en diferentes terrenos. Hay una pisando sal, una laguna seca, un montón de basura. Es increíble qué tanto puede decir el suelo que pisas de un espacio, de un momento… Bueno por ejemplo la exposición de ahorita antes…. Yo creo que lo primero que me di cuenta en Cartagena fue esa cantidad de costeños que hay. Y cómo se notan tanto. Cómo yo los noté tanto y cómo los demás no mucho. Como los extranjeros y eso. Para ellos son el señor del agua, el señor del mango… Pero entonces, yo creo que lo que hizo la diferencia fue que yo vivía en un lugar donde todos los de la casa a las 5 de la tarde salían a trabajar a la muralla, a vender dulces, a vender gaseosas, a hacer masajes. La casa quedaba sola. Entonces ese fue el punto de inspiración frente a eso. Creo que sí venía con cosas planeadas cuando salí a viajar pero ya no me acuerdo cuáles.
Fabián: ¿Qué tanto crees que aportó el viaje a tu fotografía o, específicamente, al trabajo de la imagen?
Lina: Me acercó muchísimo más a las personas. Antes del viaje yo era muy consciente de que mi fotografía era muy de elementos, de paisajes, de cosas inertes. Entonces pues a través del viaje logré ver que realmente la fortuna de estar viajando es poder conocer tantas formas de vida y, pues, a través de la fotografía poder capturarlas. Entonces empecé a hacer muchos más retratos, a coger mucha más confianza. Y, pues, como llegaba a las casas de las personas con el tema de que soy fotógrafa y estoy viajando... pues la gente ya no tenía esa restricción de “por qué me está tomando fotos”. Al contrario.
En mi fotografía también... pensar más organizadamente en qué capturar, planear un tema y salir a abordarlo, eso también se dio por el viaje. También reconocí que la fotografía es demasiado natural. O sea, todos tenemos la capacidad de coger una cámara. Un niño chiquito no toma fotos a la loca, él escoge qué capturar. Entonces también me tocó mucho el lado de enseñar fotografía. En varios lugares, casas de campesinos. Ellos como que sentían la curiosidad. Y bueno, también tengo por ahí una colección de fotos que han tomado otras personas que no son fotógrafas. Y bueno, sentir que estoy creciendo. Yo veo mi última foto antes de iniciar el viaje y la que tomé ayer y definitivamente veo cómo he evolucionado. Pues también por las críticas que me hago. O sea, cuando yo veo mis fotos pienso “agh no tomé tal foto en tal lugar, debí tomarla.” Entonces cuando voy a un lugar ya sé qué tipo de cosas no pueden faltar.
Fabián: ¿Hay alguna foto que haya sido anecdótica... que te recuerde mucho algún suceso de antes o después de la captura?
Lina: Yo creo que la mayoría. Es que todos los momentos fueron únicos y me acuerdo de cada uno a través de las fotos. Cada foto me teletransporta demasiado.
Fabián: ¿Crees que las fotos que tomaste resumen y recopilan bien lo que fue el viaje para tí? ¿Crees que faltó algo?
Lina: Creo que faltó como un análisis más cultural y social a través de la fotografía. Pero cómo me preguntaste ahorita de lo que había aprendido a través del camino… pues bueno ya lo aprendí. Y ahora que voy a iniciar la segunda parte del viaje por el sur del país, pues obviamente lo voy a tener muy encuenta. Incluso ya las últimas fotos del viaje eran mucho más humanas, había mucha más vida. EL paisaje siempre va a estar por ahí ¿sabes? La flor siempre va a estar ahí, mis pies siempre van a estar ahí. Pero hay momentos únicos que como fotógrafo uno debería esperar, esa es la gran diferencia. Y hay fotos que he esperado por tomar y que le he dedicado una o dos horas a sacar la foto que quiero y esa es la foto que me llena. Entonces también aprender eso, más que aprenderlo ponerlo en práctica.
Fabián: ¿Habrías tomado otra ruta?
Lina: No. Me pareció una muy buena ruta. Nos desviamos un poco también para ir a Mompox. O sea uno va por la costa y se mete como al interior para ir a Mompox y nos devolvimos. Pero de resto no, me parece que la ruta estuvo super bien planeada. Igual, escoger una ruta es sacrificar infinitas más. Entonces nada, gozarse la ruta que uno escoge. Igual nos fue re bien, estuvo muy chévere. Sí, era la que planeabamos.
Fabián: Algo que no esperabas en el viaje…
Lina: Terminar con mi novio. No lo esperaba, pero bueno, de eso se trata también el aprendizaje. Y con mucho amor ¿sabes? Eso fue lo más lindo de todo. Como que yo veo las fotos y digo: “Parce, la pasamos muy increible, gracias. En serio.” Entonces también como sentir que somos tan efímeros y como tan pequeños en medio de tantas historias, de tantas vidas, de tantos lugares, tantos momentos, que estar pensando si sí o sí no, o sea, estar en una indecisión frente a ese tipo de cosas pues no vale la pena. Entonces pues por eso se separaron los caminos. Pero bueno, me parece muy bien que el viaje me haya dado la fuerza para hacerlo.
Fabián: ¿Piensas viajar indefinidamente o vas a viajar una temporada para luego volver a estacionarte?
Lina: Yo creo que sí voy a viajar indefinidamente. Pero también es muy chévere establecerse, ser local. Entonces quiero ser local un ratico, irme, ser local otro ratico.. Pero siempre en diferentes lugares. Incluso en este momento estoy como en una encrucijada porque no sé qué camino tomar. Entonces como más fácil decir “bueno, me voy para el Putumayo” Y ahí en el Putumayo seguro encontraré alguien que me diga “Oye ¿por qué no te vas a tal lado? es re lindo…. yo conozco un amigo” o “Ay yo voy para tal lado
¿nos vamos juntos?” Entonces es como ir planeando poco a poco. Eso también es uno de los grandes aprendizajes del viaje. Así cómo en la vida ¿no? Entonces nada, pues vivir tranquilo, sin excesos…
Fabián: ¿Cuál es la enseñanza global del viaje?
Lina: Que siempre es mejor hacerlo. Siempre es mejor no quedarse con las ganas de hacerlo y que nada es dificil. Mientras uno tenga ganas ya está. Lo más difícil es tener las ganas. Ya después de eso, de una. También.. Uy ¿sabes qué me he dado cuenta? Muchas personas, por no decir la mayoría, les gustaría hacer esto. Viajar, estar tranquilo. No tener preocupaciones, aunque pues obviamente todos las tenemos. Pero si “ay no ¿en serio? Yo siempre he querido hacer eso... Ay, me encanta tu vida, qué envidia...” Pero no lo hacen. Porque yo también estuve mucho tiempo queriendo viajar y no haciéndolo. Pero, ¿por qué no? O sea, en verdad. El mundo existe, tu existes, existen medios para conocer el mundo, y ya, no hay excusas.