Mi Dosis VS. La Interpretación de Un Policía

Por: Andrés Villa

Luego de que la corte suprema de justicia absolviera a un soldado sorprendido con 50 gramos de marihuana, más del doble de lo permitido por la dosis mínima, se vuelve a abrir la discusión acerca de las cantidades que un usuario de drogas puede llegar a cargar para consumo propio. Algunos hablan de la llamada dosis de aprovisionamiento, que consiste en que usted, como consumidor, puede llevar consigo más de la dosis mínima (20g en el caso de marihuana) si es para su consumo propio. Según el fallo, por situaciones como ésta, uno no puede ser judicializado ni sancionado penalmente puesto que no está incurriendo en el delito de narcotráfico.

Es importante revivir el debate al respecto, puesto que hay personas que han sido judicializadas injustamente. Si compro 5 kilos de arroz para mi consumo del mes,  ¿por qué no podría comprar un cuarto de libra de hierba para los mismos 30 días?. ¿Tengo que salir todos los días a conseguir una pequeña dosis para no salirme de las normas? Que compre más, porque me parece una terapia la vuelta que uno tiene que hacer cada vez que quiere conseguir un moño, no significa que entonces me valla a parar a los alrededores de un colegio a venderla. De ahí la importancia del fallo.

El problema está en que las leyes no son muy claras al respecto. Y éstas pierden mucha más claridad si tienen que ser interpretadas por la mentalidad prejuiciosa y muchas veces corrupta de un policía. La reglamentación sobre la dosis mínima existe hace mucho tiempo y sin embargo eso no ha impedido que un tombo lo aborde a uno por estar fumando y le quite los 5 o 10 gramos que uno pueda llevar en ese momento en el bolsillo a cambio de no llevárselo a uno para la temible UPJ. “Eso es pura mierda”, me dijo una vez un agente de policía cuando le hablé sobre la cantidad mínima. ¿Y entonces? ¿De qué sirve el fallo si el policía no acepta la existencia de la dosis mínima o si no me cree que lo que llevo es para fumarmelo yo solo? Y aparte todo se puede complicar si el policía está de mal genio o simplemente no ha tenido un buen día. Tristemente, así se subjetivo se vuelve el asunto.

He conocido varios casos de abuso, además de los que he vivido yo viendo a los uniformados robarme mi hierba mientras yo agradezco a la vida no ir en un camión hacia la UPJ. Una vez, a un conocido, sorprendido con el moño resultante de una vaca que sería repartida entre un grupo de ávidos fumadores, le comentaron la existencia de “el mago”, quien podría aparecer en cualquier momento para hacer llegar de la nada, la marihuana que quisieran y así, hacer parecer al hombre un traficante. ¿Quién controla a estos señores? En otro caso más desafortunado, un amigo fue efectivamente víctima de “el mago”. De 6 gramos de marihuana que llevaba, mágicamente resultó siendo judicializados por ser sorprendido con 26. ¿A lo bien? Como dicen por ahí: “hágame el hijueputa favor…”

A pesar de que el país está teniendo una mentalidad más abierta al diálogo en cuanto a drogas, los avances no pueden ser claros si las discusiones no se expanden a las demás instituciones. La falta de articulación sólo seguirá perjudicando a los usuarios, quienes continuarán siendo víctimas de la malinterpretación de las leyes y fallos por parte de la policía. Es necesario que las entidades encargadas, presten un control y una vigilancia adecuada a las instituciones y personajes que convierten la ley en un mero criterio subjetivo amañado en búsquedas abiertas y descaradas de dinero y favores.

 

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