Graffiti Respect 2023

Hay una serie de preguntas que desde hace algunos años no salen de mi cabeza: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Cuáles son mis raíces? ¿Cuál es mi identidad?. Preguntas que en algún momento todxs nos hacemos y que dependiendo de nuestra edad y contexto toman más o menos relevancia. Sin embargo, creo que dada nuestra posición geográfica y socioeconómica, este grupo de preguntas debería ser abordado de una manera compleja. Como colombianos y latinoamericanos tenemos un trauma: la invasión de Abya Yala (posteriormente designada por un europeo como América) Un trauma que aún no se resuelve, que aún duele, que desubica, que disocia. Porque aún no es muy claro quiénes somos, ni cuál es nuestra cultura, ni cuáles son nuestras raíces y esto trasciende todo. Porque pareciera que cada día, de manera más fácil, se olvidan los idiomas, las costumbres y los saberes para acoger todo aquello que trae el capitalismo en su acelerado “desarrollo”.

De alguna manera he extrapolado esta búsqueda al graffiti en Colombia y en éste, no es fácil percibir una identidad o algún grupo de elementos diferenciables que lo configuren como “colombiano”. Si damos un breve vistazo por las calles de la ciudad es muy fácil ver una estructura que se alínea como una conformación global. El graffiti de aquí puede ser muy similar (sobre todo formalmente) al de cualquier parte del mundo. ¿Es eso malo? Por supuesto que no. Es un resultado del desarrollo del movimiento. Sin embargo, ya hemos visto cómo la globalización, la estandarización y la unificación hacen que las cosas en sí pierdan su sabor. Hay quienes dicen que ahora somos “ciudadanos del mundo”. Supongo que la realidad virtual, las redes sociales y su inmediatez han contribuido a la consolidación de esa idea. Yo no estoy de acuerdo ni me siento parte de eso. Si algo nos ha separado de la vida en sí, para meternos en la ficción que le funciona al capitalismo es el desarraigo del territorio, es decir, esta idea de que podemos estar parados en todos lados y en ningún lugar al tiempo. 

Es un tema extenso, pero de nuevo vuelvo al graffiti. Constantemente me pregunto, y sé que muchas personas también lo hacen, ¿cómo podría ser un graffiti colombiano? Para responder a esto creo que tenemos dos opciones de configuración: contenido y/o forma. La primera la podemos evidenciar en lo que sucedió durante el estallido social, donde el contenido de muchas de las pintadas que se hicieron entonces, recogían los sentires, las denuncias y las luchas de las personas del país. (Ver el artículo Dar Cuenta Del Territorio) La segunda opción, que es algo que no se ha visto tanto, está en la modificación y adaptación de la configuración formal y visual de las distintas intervenciones de graffiti (un muy buen ejemplo de esto es el Pixacao en Brasil). Esta reconfiguración/adaptación formal a lo local ya fue realizada, al menos formalmente, años atrás por varios diseñadores gráficos colombianos en varias propuestas importantes e interesantes. Seguramente en ambos casos, de darse, podríamos hablar de un graffiti colombiano. 

Sin embargo en ninguno de los casos, ni en contenido ni en forma, hemos visto una permanencia que nos permita configurar lo que sería un graffiti local. Insisto. La configuración de una imagen local no es necesaria desde el punto de vista global. El graffiti ha funcionado y seguirá funcionando así durante mucho tiempo, esto no afecta su difusión ni desarrollo. Sin embargo, para un ejercicio de identidad es bastante importante. 

Reflexionando sobre todo lo mencionado anteriormente, durante el 2023 vi lo que podría ser un germen de graffiti local: el trabajo de Fabrik Resiste. Un trabajo evidentemente diferenciable, sobre todo desde el punto de vista formal, y que retoma la línea visual y conceptual (Por decirlo de alguna forma. Esto se podría cambiar por “ritual” o “espiritual”) propia de este territorio previo a la invasión. Algunas personas con las que he conversado se han referido a este trabajo como Pixacao, pero creo que esta apreciación no es correcta ni de manera formal ni tampoco por su forma de aparecer en el espacio público. Sin embargo, la mención es importante porque sí podría comenzar a hablar de un graffiti latinoamericano identificable. 

El trabajo de este escritor de graffiti tiene una evidente conexión con la visión indigena. Esto hay que entenderlo como una de las múltiples formas de aproximarse al territorio. Ésta muestra una conexión con un pasado y una temporalidad de alguna forma lejana, abordada desde una de las prácticas modernas como lo es el graffiti lo cual lo vuelve interesante. Si bien la conexión con lo indigena y lo ancestral, no es la única forma de aproximarse a lo local y a lo territorial, esta es importante puesto que allí están contenidos muchos de los saberes, las costumbres y las formas de vivir que nacieron de este territorio, y que de alguna manera, tienen unas pistas importantes para entender quiénes somos.

A continuación quiero mencionar una serie de aspectos que me hacen pensar en el trabajo de Fabrik como un ejercicio de territorio y como germen de un posible graffiti colombiano. 

 

LÍNEA 

Uno de los elementos predominantes en las composiciones de este escritor es la línea. Cada una elabora distintos tipos de recorridos en el espacio. Usualmente son hechas en colores que permiten hacer un alto contraste con el fondo y que de esta manera permiten tener una lectura clara y contundente de las mismas. 

Este elemento también funciona como un vínculo con la mirada y forma ancestral que predomina en el trabajo de Fabrik ya que las imágenes precoloniales que aún se (mal) conservan en piedras ubicadas en distintas partes del país, la línea es el principal elemento compositivo.

La línea y el espacio en que usualmente se ubican sus composiciones también muestran la técnica y los elementos usados para las distintas intervenciones. En su mayoría, son hechas con extensor, espuma y rodillo. Lo que le permite ubicarse en espacios altos y amplios que permiten una buena lectura de su trabajo.  


 

ESPIRAL

Este es tal vez el elemento más importante en el trabajo de Fabrik. A diferencia de lo que pasa en la cultura occidental, la forma no está separada del contenido en las elaboraciones de las comunidades indígenas. Lo vemos por ejemplo en los Chumbes, utilizados por mujeres de distintas comunidades, en donde además de tener unas configuraciones o patrones visualmente interesantes, sus formas representan y simbolizan distintos elementos conectados con sus tradiciones y costumbres, trascendiendo lo decorativo. 

En el caso de la espiral, esta no es una forma más, representa también la vida y el conocimiento. La espiral es la que da origen a cada una de las letras que conforman las escrituras de este grafitero. Aquí hay una conexión interesante con la visualidad pero al mismo tiempo con la cosmovisión de las comunidades de este territorio y una vinculación importante entre forma y contenido.

RITUALIDAD

La ritualidad es otro elemento importante que le aporta al contenido. Es sabido cómo anteriormente, y ya mencioné el caso del chumbe, cada una de las expresiones (corporales, visuales) estaba conectada con un ritual, brindándole un mayor significado. En el caso de Fabrik, él ha denominado su trabajo como “Escrituras de Protección” brindándole una carga espiritual o ritual. Aunque no es claro cómo funciona este ritual dentro de su trabajo, la mera enunciación es suficiente para detonar distintas formas de acercarse a su gráfica y visualizarlo como “conectado” u holístico. A diferencia de mucho de lo que vemos en la calle, podría decir que no es un trabajo caprichoso. 

Además de lo mencionado anteriormente. El trabajo de Fabrik es un respiro entre la gran cantidad de graffiti que hay en la ciudad. Su forma y los espacios abordados para sus intervenciones dan una nueva forma de aproximarse al graffiti en la ciudad. Estoy seguro que muchas personas se han fijado en esto. Es por esto que para el 2023, a nombre de Diez Cero Uno, quiero darle todo el respeto a este novedoso e interesante trabajo de graffiti. 

  • Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
    Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
  • Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
    Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
  • Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
    Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
  • Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
    Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
  • Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
    Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
  • Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil
    Fabrik Resiste - Foto por Fabián Ávil

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