Bogotá No Es Una Capital De Graffiti

Hace algún tiempo que en Bogotá se ha comenzado a gestar la idea de que en la ciudad está sucediendo algo extraordinario y nunca antes visto alrededor del graffiti. Ha comenzado incluso a definirse la ciudad como una capital del movimiento. Sin embargo creo que es una idea que hay que revisar y abordar para que no genere más confusiones de las que hay acerca de la escena en la ciudad.

Una de las cosas que impulsó este texto en un principio fue la aparición de la ciudad en un listado realizado por el sitio web Bombing Science en una publicación realizada el 2 de octubre de 2017. Ahí, la ciudad aparecía en el puesto 7 a nivel mundial entre “las mejores ciudades para el graffiti”. Y no fue sino que alguien por aquí viera la publicación, sin hacer mucha reflexión, para comenzar a difundir la “gran noticia” por las redes sociales. Lo curioso es que ese listado fue creado solo teniendo en cuenta la cantidad de veces que era usado el hashtag #Graffiti en Instagram, es decir, sin ningún criterio. 

Un buen punto de partida para analizar una cuestión como esta es si un calificativo como el de  “Capital de graffiti” podría dársele a alguna ciudad. “Yo diría que ninguna ciudad es capital del graffiti. Hay ciudades importantes, hay escenas más interesantes que otras. Hay lugares donde la historia es más larga y otros en donde es más corta. ¿Cómo está Bogotá hoy en día? Bien. Se pinta.” Dice Stinkfish al respecto. Para él el graffiti no funciona de una forma en la que se pueda abordar de esa manera. “Yo siento que el graffiti es uno solo. Más que nunca yo siento que el graffiti es una sola cosa que está viajando de un lado a otro todo el tiempo.” Y desde ese punto de vista no sería apropiado pensar en hacer ese tipo de divisiones en la escena. 

A pesar de que la forma de Stink es una manera muy interesante de mirar el graffiti, debido a que lo ve como un movimiento único, yo quisiera seguir con la idea de la capital para revisar de forma más amplia el concepto. Para este caso la “capital” la tengo en cuenta como una ciudad que es vista como un punto de referencia con respecto a alguna temática (graffiti) dentro de una geografía más grande. En este caso, el mundo. 

Si miramos a Bogotá, su historia en el movimiento no es tan larga. El graffiti que conocemos hoy en día como tal, es decir, ese gran heredero de la cultura Hip-Hop, lleva en la ciudad alrededor de unos 25 años. Su avance ha sido más bien lento y ha ido a la par con el desarrollo de la ciudad. Y si nos ponemos a ver las cosas importantes que han sucedido en la escena (La aparición de los techos y vallas como lugares para pintar, los trenes, los buses de Transmilenio, el gran formato, los colectivos dedicados solo al bombing, etc.) la historia tendría alrededor de unos 15 años. Por lo que a nivel histórico no sería muy relevante. “Es más fácil encontrar en los orígenes del graffiti los espacios que nosotros podríamos llamar capitales.” Dice Tno uno de los integrantes de Kav Crew. 

En este corto tiempo, tampoco se ha desarrollado nada alrededor del graffiti que pudiera ser único de esta zona, o que por distintas razones, como podría ser la infraestructura de la ciudad, no pudiera suceder en otro lado. Algo para resaltar es que en el momento la ciudad ni siquiera tiene metro, un elemento que ha sido importante para el desarrollo de las diferentes escenas alrededor del mundo. “Para mi lo que hace una capital, es el hecho de que en ese punto se comience a desarrollar una identidad que pueda estar basada en diferentes dinámicas. En ese sentido podemos decir que Sao Paulo es una capital de graffiti porque tiene un desarrollo en términos de la escritura callejera que solamente ha ocurrido allá.” Dice Tno. 

Lo que sí ha sucedido en el tiempo que lleva el graffiti en la ciudad es que han surgido muchos escritores y artistas por lo que, si hablamos de cantidad, podemos decir que Bogotá está muy pintada. La cosa es que eso tampoco puede ser un criterio que nos acerque a la idea de “referente”. Como todos sabemos, la cantidad, por lo menos en este caso, no es proporcional a los fenómenos destacados o interesantes que puedan surgir en una escena de graffiti. En Bogotá hay cosas interesantes, pero bien se pueden producir millones de cosas malas, y eso en realidad no aporta en nada. 

Debido a esa cantidad incontrolable de graffiti que se produce día a día en Bogotá, las entidades gubernamentales han entrado a jugar. Lo han hecho para tratar de construir un imaginario alrededor del concepto graffiti. Hoy, a diferencia de años atrás, la mayoría de los ciudadanos tienen una idea de lo que es graffiti. Y esto es gracias a la intervención del estado. Quien de alguna forma ha promovido su visibilización. “La parte negativa es que la ciudad está empezando a curar el arte acá. La ciudad no es nadie para decir esto si es bonito y esto no es bonito.” Dice Jahir Dimate, quien está al frente de Bogotá Graffiti Tour. “Han sido muy claros en condicionar la lectura.” Dice Stink, quien añade: “Para mucha gente que maneja otras esferas, el graffiti no es nada, pero es un elemento que está ahí circulando y en la medida en que se pueda utilizar y que se pueda sacar provecho, pues se va a hacer.”

El estado, en su intento por construir un imaginario del graffiti para la ciudadanía, ha utilizado las cosas a su favor. Los grandes muros que se producen en la ciudad han sido patrocinados por ellos. Son los que aparecen en las revistas y en los diarios. Entonces el graffiti colombiano que se puede ver en el exterior no es otro que el que ha salido de sus bolsillos, el que aparece en sus libros y en sus publicaciones. Lo que genera una idea errónea entre los ciudadanos que comienzan a diferenciar entre un “graffiti bueno” (el financiado por el estado, que vale la pena analizar si pudiéramos ubicarlo dentro del término graffiti) y otro que se debe castigar, que es el que se produce mayormente en Bogotá. Este “graffiti bueno” es el que sirve para proyectar una imagen amable internacionalmente, lo que permite ver una ciudad enfocada en el turismo. Es “Una manera turística de entender el mundo y yo siento que el graffiti no va por ese lado.” Dice de nuevo Stink. 

Ese papel que juega el estado en la escena del graffiti, es el que ha traído la atención de los medios de comunicación. Si no hubieran financiado los grandes muros de la 26, los de la Jimenez o los de Hip Hop Al Parque, con esas imágenes agradables a la vista, la mirada de éstos, a excepción de casos lamentables como el de Tripido o el del metro de Medellín, no se hubiera dirigido hacia la escena. Lo que ha servido para seguir consolidando su imaginario. “Es más como un afán mediático de querer ponerle nombre a todo lo que está pasando en la calle.” dice Tno. 

Entonces,  ¿es apropiado dar ese calificativo a una ciudad como Bogotá? Según las características propias de una capital, teniéndola en cuenta como sinónimo de referente, que hemos revisado en los párrafos anteriores, por aquí no hay nada que nos pueda llevar a pensar, de manera objetiva, algo parecido. 

“Usted llega a cualquier parte del mundo, a una escena graffitera, y si les dice como: no, es que Bogotá es la capital del graffiti, todos se van a reir.” Cierra Stink.

 

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